Otra vez testigo del amanecer.
Parece que el cielo se cae de anaranjado rosado nublado.
Los verdes de los árboles están encendidos y yo no puedo estudiar.
¿Saben de qué tengo ganas?
De agarrar y salir a caminar.
Pero no.
Me quedo no-estudiando.
Y con ganas de llorar. Llanto pre-parcial.
Hoy fallé con el mate, no sé qué pasó.
Bueno sí, pasó que estoy deprimida pre-parcial.
Paren, eso ya lo dije.
Y qué bueno para estar haciendo cucharita.
Porque no hace tanto calor.
Tal vez un poco.
Lo justo.

Quizás estudiar no sea para mí.
No.
Todavía no se apagaron algunas luces callejeras.
Está todo anaranjado.
Hoy miraba un cacho de luna y puteaba.
La luna se estaba poniendo y yo sin horizonte para verlo.
Estúpida ciudad.
Queremos horizonte.

Una sensación parecida a ir a calentar la pava y encontrar cucharachas en la cocina.
O darle una pitada al cigarrillo y que sea puro filtro.
O mirarte el culo y descubrir que está caído.
¿Me explico?

Vamos a revisar fotos felices para levantar ánimos.
(Y yo con unas ganas tremendas de agarrar la máquina de escribir pero no, mejor quedarme no-estudiando con las piernas inquietas de nervios porque rindo hoy hoy hoy)
(Porque estaría buenísimo poder agarrar la máquina de escribir y tener que hacer sólo eso, cuentos y cuentos que no tengo tiempo de parir porque un señor escribió algo llamado Leviatán y otros señores decidieron que un futuroalgo debe leerlo y aprenderlo y qué ganas de apagar encantos que tiene esta gente)
(Yo quería estudiar esto para que alguien me enseñe a usar bien los verbos y esas pelotudeces que DE VERDAD quiero aprender)
Pero mañana alquilamos una de Tarantino y compramos maní, 3D y hacemos papas fritas y salsa de curry y apoyamos las patas en la mesa ratona.
¿Qué te parece?